Soportes, escritura y resistencia.

Escribir sobre la delgada y blanda cubierta de cera implica un gesto muy próximo al de la oralidad y esto puede explicar la presencia de este artefacto proteico cuyo destino último es permanecer a la espera como un receptáculo vacío con escrituras latentes, un espacio siempre disponible, infinito a...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autor principal: Zaina, José Emilio
Formato: info:eu-repo/semantics/conferenceObject
Lenguaje:Español
Publicado: Universidad Nacional del Sur. Departamento de Humanidades. Área Historia del Arte 2007
Materias:
Acceso en línea:http://repositoriodigital.uns.edu.ar/handle/123456789/3561
http://biblioteca-repositorio.clacso.edu.ar/handle/CLACSO/33156
Descripción
Sumario:Escribir sobre la delgada y blanda cubierta de cera implica un gesto muy próximo al de la oralidad y esto puede explicar la presencia de este artefacto proteico cuyo destino último es permanecer a la espera como un receptáculo vacío con escrituras latentes, un espacio siempre disponible, infinito a pesar de caber en un puño. ¿Por qué digo esto? Es probable que la mayoría de los griegos y latinos cultos haya deseado que la escritura fuera un medio transparente y sin densidad material, capaz de liberar la palabra viva e incontaminada tan pronto como una voz se prestara a sonorizarla. Pero en lugar de ello, la escritura se ofrece como un filtro que solo conserva residuos de la voz, como una materialidad que entorpece la vivacidad del pensamiento, como un depósito gélido que conserva un cadáver al que un aparato fonador prestado puede reavivar a medias. En el marco de esta concepción, la escritura no es nada más que una sombría línea de signos sin significado a la que la voz, además de darle vida, descifra, porque el significado adviene recién cuando la palabra sonora presta los matices del volumen, el timbre, las inflexiones, los acentos y las pausas para que el oído, y no el ojo, colabore en las operaciones requeridas para la comprensión.