Crisis y movimiento social, de la posibilidad de la crisis a la crisis real: observaciones sobre la crisis de los setenta y los ochenta

Entre 1960 y 1980, y nuevamente a comienzos de los noventa, se produce un incremento de las fuerzas productivas de la sociedad y de la productividad del trabajo, acompañado de un crecimiento del parasitismo. Es decir, lo que caracteriza en términos generales al período en Argentina, a la que definim...

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Detalles Bibliográficos
Autores principales: Podestá, Jorge, Tarditi, Roberto
Formato: Doc. de trabajo / Informes
Lenguaje:Español
Publicado: PIMSA, Programa de Investigación sobre el Movimiento de la Sociedad Argentina 2021
Materias:
Acceso en línea:https://biblioteca-repositorio.clacso.edu.ar/handle/CLACSO/2273
Descripción
Sumario:Entre 1960 y 1980, y nuevamente a comienzos de los noventa, se produce un incremento de las fuerzas productivas de la sociedad y de la productividad del trabajo, acompañado de un crecimiento del parasitismo. Es decir, lo que caracteriza en términos generales al período en Argentina, a la que definimos como país dependiente de capitalismo desarrollado, es la expansión de la fuerza productiva social pero en una fase de descomposición de la sociedad. La nueva disposición de fuerzas sociales objetiva es resultante de un proceso de cambio en las condiciones sociales generales que transita el capitalismo argentino observable a partir de la década de 1960, caracterizado por un cambio en la dirección principal de su desarrollo: agotado su desarrollo predominantemente en extensión pasa a desarrollarse predominantemente en profundidad. Este proceso al que hacemos referencia tiene como características principales la centralización de la propiedad y la riqueza en menos manos, que se corresponde con un proceso de repulsión de la población de los espacios que ocupaba (pauperización y proletarización de grandes masas de la población y crecimiento de una miseria consolidada). A la vez se imponen las relaciones propias del capitalismo en su fase de desarrollo en que se vuelve hegemónico el capital financiero, tal como lo indica el crecimiento de parasitismo y el rentismo.