El Tratado sobre la Carta Europea de la energía estudio de conveniencia y oportunidad para su adhesión por parte del estado colombiano

Numerosas voces se han alzado últimamente, éstas son voces de alarma sobre el futuro energético de nuestro país; voces que nos llevan a todos, legos y doctos a cuestionarnos sobre nuestras futuras posibilidades de desarrollo dada la incuestionable importancia que la energía tiene en la ciclo vital d...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Robledo Cadavid, Mónica María
Otros Autores: González León, Carlos Andrés
Formato: info:eu-repo/semantics/bachelorThesis
Lenguaje:Español
Publicado: Universidad Autónoma de Bucaramanga UNAB 2020
Materias:
Acceso en línea:http://hdl.handle.net/20.500.12749/573
http://biblioteca-repositorio.clacso.edu.ar/handle/CLACSO/18136
Descripción
Sumario:Numerosas voces se han alzado últimamente, éstas son voces de alarma sobre el futuro energético de nuestro país; voces que nos llevan a todos, legos y doctos a cuestionarnos sobre nuestras futuras posibilidades de desarrollo dada la incuestionable importancia que la energía tiene en la ciclo vital de la economía, los procesos industriales, y la vida diaria en general. El gobierno nacional no se ha quedado a la saga de esta preocupación nacional, la Empresa Colombiana de Petróleos a través de su Revista Carta Petrolera consignaba el siguiente alarmante análisis: El consenso es general: Colombia requiere descubrir más petróleo para incrementar sus reservas, alejar el fantasma de la pérdida de autosuficiencia y mantener la estabilidad de sus finanzas públicas. La necesidad es todavía más apremiante al observar la caída que registran las reservas probadas de petróleo desde 1992, así como el descenso que mostraron durante la pasada década los principales indicadores de la actividad exploratoria, como la perforación de pozos y la sísmica. De no producirse nuevos hallazgos de hidrocarburos, el país tendría que comprarles crudo a los socios privados a mediados de 2006 y se vería en la obligación de importar a mediados de 2009, según el escenario más conservador (P95) de Ecopetrol. Revertir esta tendencia no es tarea sencilla ni rápida. El proceso para desarrollar nuevas reservas de petróleo puede durar más de seis años mientras se firma un contrato, se realizan los estudios y trabajos sísmicos, se perfora y se construyen las facilidades de producción . La anterior afirmación nos lleva a una conclusión categórica: nuestro país se enfrenta a un panorama incierto en el campo energético. La prudencia indica que debemos contemplar el peor escenario: la importación de crudo al finalizar esta década, crudo que junto con el gas y el carbón representan el 88% en la estructura de producción de energía primaria . Es por esta razón que el país necesita atraer la inversión nacional y extranjera necesaria para adelantar proyectos energéticos. Proyectos que abarquen no solamente el petróleo sino también fuentes alternas de energía que aprovechen nuestros recursos hídricos, minerales, vegetales, eólicos y cualquier otra fuente capaz de generar la energía que requerimos para seguir desarrollándonos como nación, proyectos que lleven la energía a los más apartados rincones de nuestra patria, proyectos que respeten la naturaleza de conformidad con los protocolos ambientales mundiales, proyectos que contemplen la interconexión con nuestros vecinos de Centro y Sur América y con el mundo globalizado, Proyectos que permitan enlazar nuestra nación con un futuro mejor. Esta titánica empresa requiere en el campo jurídico de mecanismos homogéneos ágiles y estables. Mecanismos jurídicos que puedan ser aplicados a cualquier fuente energética en el territorio o fuera de el. Un mecanismo jurídico de este tipo y propósito ya existe a nivel Europeo y Asiático. Es el Tratado de la Carta Europea de Energía el cual permite la colaboración energética entre exportadores e importadores de energía entre el Este y Oeste bajo el amparo de sus reglas multilaterales El Tratado de la Carta Europea de Energía acaba de cumplir una década desde su entrada en vigor acaecida en abril de 1994 y ha probado ser un instrumento ágil y confiable para el desarrollo energético; es además un instrumento que se encuentra abierto a otras regiones del globo en la búsqueda del mejoramiento del mercado energético, la cooperación y la transferencia de tecnología , la eficiencia energética y el respeto por el medio ambiente.