Sumario: | La escuela no puede ser escenario de agresiones y conflictos constantes, pero debe sí, ser un espacio para la construcción de la ciudadanía global y de los procesos de transformación social, en colaboración con las familias, en una lógica de relaciones que valore y reconozca las diferentes competencias y respete las especificidades y el papel de cada uno. La investigación de Trevisol y Uberti nos hace recordar que la educación es una actividad creadora que prepara para la libertad, el crecimiento individual y el bien común. El bullying necesita ser desterrado del ambiente escolar para que las aulas se puedan convertir, efectivamente, en una red de relaciones solidarias y de inclusión para garantizar que los alumnos realmente vivencien su período escolar como aquel marcado por experiencias agradables, positivas e enriquecedoras.
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