Sumario: | Con la llegada de la década de los 70, el Área Metropolitana de Guadalajara experimentó nuevos cambios en su fisonomía que incluyeron desde la construcción de la Avenida del Federalismo para comunicar la ciudad de norte a sur, hasta incluir debajo de ésta un túnel que albergaría un nuevo sistema de transporte público de tipo eléctrico, con la pretensión de acercarnos a la ciudad que soñábamos: interconectada e intermodal en su transporte público. Sin embargo, la realidad continuó siendo catastrófica: una gran cantidad de rutas de autobuses abarrotaban las principales vialidades de la ciudad. Problema que aún hoy continuamos padeciendo. Con el inicio del siglo XXI, nuestros gobiernos proyectaron de nuevo la restructuración del transporte públicos, con nuevos proyectos, el macrobus y en la actualidad, por fin una tercera línea de tren eléctrico sobre la que ya se vaticinan las posibles repercusiones. La pregunta es: ¿Por qué no se ha podido resolver el problema del transporte público en el Área Metropolitana de Guadalajara? ¿Qué intereses no permiten a los tapatíos gozar de un eficiente transporte, lo que se traduciría en una mejora de la movilidad urbana y disminuir los problemas de contaminación atmosférica?
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