Sumario: | Sumergidos como estamos en la espiral de violencia que ha permeado todos y cada uno de los aspectos de la vida de los mexicanos, basta recordar la conocida frase de Nelson Mandela: nadie conoce verdaderamente una nación hasta que no haya estado dentro de sus prisiones. Y sin duda, las prisiones mexicanas reflejan las circunstancias por las que atraviesa el país: dentro se vive la misma violencia, la misma corrupción, el mismo irrespeto por los Derechos Humanos más básicos. Son muchas las tareas pendientes actualmente en la administración de justicia y dentro de las instituciones carcelarias: profesionalización del personal, modernización de las instalaciones, cambios importantes en la legislación, mejorar las condiciones de hacinamiento y lograr la efectividad de los programas de reinserción social… pero nada de esto servirá si antes no se resuelven la corrupción e impunidad que afectan al sistema penitenciario. ¿Por qué el Estado pone énfasis en medidas punitivas como las prisiones y no en otras instituciones preventivas como la escuela y la familia? ¿Las instituciones carcelarias siguen siendo instituciones válidas y útiles para la sociedad? ¿Han aminorado el crimen y cumplen su función de reinserción social? ¿Qué medidas se están tomando a corto plazo para disminuir la sobrepoblación en los centros penitenciarios del país? ¿Existen penas alternativas a la prisión contempladas en la ley? ¿Cómo ha venido a modificar la realidad del sistema penitenciario, las reformas constitucionales en materia penal?
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