Sumario: | El tema de investigación es la experiencia intelectual conocida como “teoría de la dependencia”. Gestada en Chile, entre 1964 y 1973, se trató de uno de los capítulos más genuinamente latinoamericanos de nuestras jóvenes ciencias sociales. El país trasandino ofició como un escenario fecundo para la producción de estas reflexiones, en tanto allí se instalaron numerosos organismos e instituciones destinados a financiar las investigaciones sobre el desarrollo y la dependencia. Entre otros, se destacaron el Centro de Estudios Socio-económicos (CESO), la Escuela de Estudios Latinoamericanos (ESCOLATINA), la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), el Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE), el Centro de Desarrollo Social para América Latina (DESAL), el Instituto Coordinador de Investigaciones sobre la Reforma Agraria, (ICIRA), el Instituto Latinoamericano de Planificación Económico y Social (ILPES), el Centro de Estudios de la Realidad Nacional (CEREN), y el Instituto Coordinador de Investigaciones Sociales (ICIS). Gracias a estos apoyos, los centros de investigación se nutrieron de intelectuales que provenían de diferentes partes de la región –muchos de ellos en calidad de exiliados-, iniciando un proceso de latinoamericanización de las ciencias sociales. Entre ellos figuran los nombres de Ruy Mauro Marini, Theotonio dos Santos, Enzo Faletto, André Gunder Frank, Vania Bambirra y Fernando Henrique Cardoso. La problemática del desarrollo fue encarada por los intelectuales latinoamericanos a través de una práctica interdisciplinar, en la que la historia y la economía, pero especialmente la sociología, devinieron en las disciplinas de trabajo primordiales. Mediados por un clima de época salpicado principalmente –aunque no exclusivamente- por los alcances de la Revolución Cubana de 1959, empezaron a emerger al interior del desarrollismo un conjunto de críticas que, en la búsqueda de las causas que imposibilitan eliminar la dependencia respecto de los países industrializados, fueron más allá del fracaso de la industrialización por sustitución de importaciones. La vertiente marxista de la teoría de la dependencia intentó demostrar que si se partía de la unidad histórica del capitalismo en su conjunto, desarrollo y subdesarrollo necesariamente formaban parte de un mismo proceso económico. La dependencia era entendida como el modo específico de la producción capitalista en América Latina.
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