Entre 1942 y 1964, se calcula que poco más de 4.5 millones de contratos laborales fueron firmados, en el marco de los llamados acuerdos braceros celebrados entre México y EE.UU. Esta cantidad equivale aproximadamente a un 1,5 millones de mexicanos, los cuales eran principalmente jornaleros agrícolas y en menor medida trabajadores del ferrocarril en lo que respecta a los primeros años de dichos acuerdos. A cambio de su fuerza trabajo y del salario devengado, la mano de obra abonaba un 10% de su nómina para un fondo de retiro, además de contar con atención médica, alojamiento y comida. Hoy día tanto del lado mexicano como norteamericano, esto es, en los medios bancarios y políticos de ambos países, nadie es capaz de decir con toda certeza donde qué fue de ese dinero y cuál ha sido su exacta ruta financiera. Hoy día son cientos de miles de ex braceros quienes están reclamando sus ahorros y para ello se reúnen, platican, se informan, se organizan y luchan. Sin embargo hoy día cada hora con 42 minutos fallece un ex-bracero. Catorce diarios. Al morir heredan su lucha con su problemática a sus viudas (Schaffhauser, 2010) y sus familiares