En la esfera mundial se han reportado descensos significativos de la mortalidad en la niñez. No obstante, existen diferencias entre continentes y regiones específicas, donde la mortalidad ha sido lenta y más aún en contextos con mayor desigualdad socioeconómica como América Central y la frontera sur de México. Estas relaciones han llevado a la ONU a considerar la mortalidad en la niñez como uno de los ocho indicadores de los Objetivos del Desarrollo del Milenio. Sin embargo, las acciones propuestas por los organismos internacionales no son percibidas en el bienestar y la calidad de vida de los niños y niñas de estas regiones, ya que a cinco años de cumplirse las metas de los objetivos, no existen evidencias suficientes que permitan evaluar el impacto de las acciones tendientes a cumplir, especialmente con el objetivo número cuatro relativo a la salud de la niñez.